LA ENTREVISTA: Dr. Rodrigo Arce Rojas

La última década ha cobrado mayor importancia el concepto de patrimonio biocultural, entendido como la integración de los conocimientos y prácticas ecológicas locales, la riqueza biológica asociada y otros atributos del entorno. ¿Qué tan importante es la bioculturalidad en la epoca de cambio climático que vivimos?

Aunque los enfoques cartesianos newtonia nos que fragmentan la realidad y se fundamentan en relaciones de causa-efecto han sido, son y seguirán siendo fundamentales para el desarrollo tecnocientífico y humanista de nuestra civilización, se ha comprobado que esta forma de pensar tiene sus límites pues no es capaz de abordar la complejidad de la realidad. Esta corriente de pensamiento positivista separa al ser humano de la naturaleza, las ciencias naturales de las ciencias sociales, la ciencia de la filosofía, la ciencia de la ética, la ciencia de la estética, la ciencia del arte, entre otras disyunciones. Es así cómo se tratan a las categorías de naturaleza y cultura como totalmente separadas. No obstante, los estudios sobre epigenética o los enfoques eco-evo-devo (del inglés ecology-evolution-development) dan cuenta que no hay tal separación entre naturaleza y cultura y lo que existen son continuidades. El enfoque biocultural precisamente tiene la virtud de abordar la realidad de manera integrada, en tal sentido es coincidente con los enfoques socioecológicos que articulan los subsiste mas ecológicos y sociales. En este contexto, los enfoques de sistemas complejos adaptativos que proceden de las ciencias de la complejidad constituyen un importante medio metodológico para entender y explicar la realidad compleja. Por ello, en esta época de catástrofe climática y exterminio de la biodiversidad, es necesario desarrollar enfoques bioculturales que permitan captar en los fenómenos las interacciones, las interdependencias para comprender mejor la realidad. Además, estas perspectivas son coincidentes con cosmovisiones indígenas que se consideran una con la naturaleza y no se sienten ajenas, distantes o superiores a ella, sino que se sienten parte de un todo en el que la naturaleza cría a los humanos y los humanos crían a la naturaleza en una relación integradora y recursiva.

Usted es uno de los expertos nacionales en pensamiento complejo. ¿nos podría explicar en breves palabras este enfoque? ¿Qué tan importante es en la era del Antropoceno? ¿Todo iría mejor aceptando la complejidad que nos rodea?

Primero hay que aclarar qué estamos en tendiendo por pensamiento complejo. El núcleo conceptual del pensamiento complejo nos diría que es un método de pensamiento orientado a describir, entender, explicar y transformar la realidad de una manera religante. El pensamiento complejo tiene la virtud de ver más allá de lo establecido, normalizado, estandarizado, protocolizado y poder captar los quiebres, las fracturas, las singularidades, los fenómenos raros, las borrosidades, los azares, contingencias, aleatoriedades, entre otros numerosos fenómenos de la realidad. En tal sentido, te amplía grandemente la perspectiva porque te pone en una situación en la que pue des pensar en lo que no ha sido pensado, sentir lo que no ha sido sentido y decir lo que no ha sido dicho. Esta actitud irreverente, indeterminista, desequilibrante, indisciplinaria te permite incorporar grados de libertad al pensamiento y consecuentemente tu entendimiento de la realidad se amplía significativamente. Pero es importante aclarar que el pensamiento complejo forma parte de la familia de la complejidad pero que hay otras aproximaciones muy importantes como las derivadas de las Ciencias de la Complejidad.

En su conjunto las diversas perspectivas de complejidad te permiten superar la visión disyuntiva, reduccionista, mecanicista, lineal, determinista, legalista y predictiva del pensamiento positivista. Desde la complejidad se estudian los eventos raros, las crisis, entre otros fenómenos que generan incertidumbre, de manera multi e interdimensional, multiescalar, multitemporal. A la complejidad le interesan los fenómenos que no son descomponibles y principalmente los fenómenos de complejidad creciente. No obstante, hay que precisar que no toda la realidad es compleja pues también hay fenómenos simples y complicados para los cuales el pensamiento cartesiano es muy efectivo.

El pensamiento complejo tiene la virtud de integrar diferentes tipos de pensamiento como el filosófico, el crítico, el sistémico, el convergente, el divergente, el synvergente (que integra las predisposiciones de ambos hemisferios cerebrales), el lateral, entre otros, de tal manera que superas la visión lineal de causa y efecto para desarrollar una visión multidimensional de la realidad con sus interacciones, entrelazamientos, con su dinámica no lineal alejada del equilibrio. De esta manera puedes cosechar mejor los aportes de los diferentes tipos de pensamiento que existen e incrementan significativamente el espectro de entendimiento de la realidad.

Consecuentemente, el pensamiento complejo te amplía enormemente tu interpretación de la realidad. La ciencia normal está orientada, como ya se ha señalado, a la normalización, al control y en este contexto el pensamiento complejo es irreverente y hace ejercicio de su libertad para pensar y repensar, dando cuenta de su carácter filosófico de sospecha permanente. Es así como las preguntas perpetuas constituyen medios para la búsqueda, no de una verdad absoluta,

¿Cuáles son los principales desafíos para la aplicación del enfoque de complejidad a la hora de hablar de la conservación de la biodiversidad y las culturas amazónicas?

Parafraseando el dicho, no sólo tenemos que ser una sociedad con políticas interculturales, sino que tenemos que parecerlo. Eso implica una auténtica voluntad para la aplicación de la interculturalidad. No basta con traducir las leyes o los manuales a idiomas indígenas, tampoco basta que se emplee traductores bilingües para llevar el discurso y la intencionalidad modernizante que niega la valía de los pueblos indígenas. Esto también es válido para el mundo de la conservación. Uno de los principales desafíos para la aplicación del enfoque de la complejidad se refiere a las intenciones polarizadas entre derechos humanos e indígenas y derechos de la naturaleza, entre el antropocentrismo exacerbado y el biocentrismo extremo que le da más valor a un insecto que al ser humano. Pero esto es una forma incorrecta de tratar la relación porque no se trata de quién tiene más valor sino de reconocer el valor intrínseco de la vida en todas sus manifestaciones, entre la humana y la no humana (más que humana, el otro que humano), tal como uno lo encuentra aún en muchas cosmovisiones de los pueblos indígenas. Para resolver estas tensiones precisamente los enfoques de derechos bioculturales o la ética biocultural aparecen como integradores de estas perspectivas de pertenencia a la tierra. Consecuentemente hay que reconocer las formas occidentales de conservación de la biodiversidad y las formas indígenas. Hay que estar conscientes que no siempre hay coincidencias. Si embargo, para eso existe el diálogo intercultural genuino, crítico y autocrítico, para encontrar los puntos de convergencia y divergencia que permitan finalmente el ejercicio de los derechos indígenas y el florecimiento de los derechos de la naturaleza.

Usted estudió su especialidad en la Multiversidad Edgar Morin de México. ¿Cuáles son las diferencias con las universidades peruanas? ¿Considera que la educación de hoy en día debería estar basada en una “des-educación” y en un “re-aprendizaje” de conceptos para poder afrontar las dinámicas en permanente cambio? ¿Estamos preparados para esta revolución?

Como se ha podido apreciar de las explicaciones anteriores el enfoque complejo no es una especialidad convencionalmente hablando puesto que por definición es primero interdisciplinario y luego indisciplinario. Como siempre nos enfatiza el profesor Carlos Eduardo Maldonado, hoy por hoy el representante más destacado de las Ciencias de la Complejidad no sólo en América Latina sino en el mundo, “debemos tener el mundo en la cabeza”, con lo que quiere graficar la necesidad de ser muy receptivos a todo tipo de conocimiento e incluso de sentimiento y emociones. Es otra forma de valorar el sentipensamiento de nuestros pueblos que primero hablan con el corazón y luego con la razón. Esto es coincidente con el pensamiento ecologizado de Edgar Mori o con la ecología de saberes de Boaventura de Sousa Santos.

Las perspectivas de pensamiento complejo y de Ciencias de la Complejidad están débilmente incorporadas en algunas universidades y en espacios específicos, pero a nivel general, todavía la universidad peruana está fuertemente arraigada al pensamiento positivista. Es por ello que los enfoques de complejidad aparecen como novedosos, aunque en sentido estricto no lo son. No obstante, a nivel Latinoamericano existen varios espacios interesantes que vienen desarrollando esta aproximación.

Efectivamente, si caemos en cuenta que nuestros sistemas de elaboración de conocimientos no están dando cuenta de la realidad compleja entonces debemos revisar lo que hemos construido. Aún subsisten graves problemas de frontera como la deforestación, la tala ilegal, la minería ilegal, la corrupción institucionalizada, la precarización de la política por la pérdida del sentido del bien común, entre otros fenómenos, lo que está poniendo en evidencia que con la forma actual de llegar al conocimiento, aunque muy importante, no está resolviendo nuestros problemas de fondo. Es por ello que en muchos campos tenemos que desandar lo andado, tenemos que revisar los marcos epistemológicos, ontológicos y paradigmáticos con los que hemos moldeado nuestra sociedad, incluyendo sus instituciones y sus leyes, para reformular nuestras aproximaciones.

Es cierto, también, que existe mucha ignorancia en el Estado peruano y en la sociedad en general respecto a la Amazonía y a sus pueblos, lo que lleva a los gobiernos a proponer proyectos descabellados que no van a funcionar en el medio amazónico, pero también a mantener prejuicios y prácticas discriminatorias. Al respecto, el Estado también tiene enormes deudas históricas con los pueblos amazónicos.

Mauro Alberto Salas Reategui

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