Gestionando los suelos de tierra firme de la Amazonía peruana
Si hay algo que pasa desapercibido para los no entendidos en la Amazonía, son sus suelos. A pesar de que son la base de la alimentación y el soporte necesario para la biodiversidad, siguen siendo los grandes desconocidos para el público en general. Este desconocimiento tiene efectos negativos en las políticas públicas que alimentan los programas y proyectos de desarrollo productivo, irradiando finalmente estos efectos no deseados a las comunidades rurales o a los productores que trabajan de manera esforzada en los ejes carreteros de nuestra Amazonía. Empezar a vislumbrar el enorme mosaico conformado por los suelos amazónicos, comprender sus particularidades y entenderlos como un ser vivo, no sólo nos permitirá alcanzar la eficiencia productiva, sino que también nos ayudará a entender el equilibrio de los bosques que dependen de ellos.
La idea de que el suelo amazónico tiene vida no es nueva, la adoptaron hace miles de años los primeros pobladores que llegaron a la Amazonía y que de manera progresiva empezaron a conformar asentamientos semipermanentes que dependían de los cultivos que realizaban en los suelos adyacentes. La gestión y manejo de los suelos era la única opción para unos pueblos que no contaban con herramientas de acero con las que tumbar los bosques y ganar espacio para los cultivos. Las “terras petras” del indio, suelos de color negro fertilizados con carbón vegetal y restos biológicos, dieron vida permanente a los suelos y sustentaron asentamientos de miles de personas sin la necesidad de tumbar los bosques de los que también dependían estas poblaciones.
Hoy en día todavía no conocemos en profundidad la tecnología usada en las “terras pretas” del indio. Con la llegada de los primeros europeos los conocimientos sobre el suelo y la forma de mantenerlo con vida y sumamente fértil fueron desapareciendo. El uso que hoy damos al suelo no es el más eficiente y pareciera que los antiguos pobladores todavía nos tienen que dar muchas lecciones sobre cómo realizar una correcta gestión de nuestros suelos. A continuación intentaré acercar al lector al desconocido mundo de los suelos amazónicos, recuperando la filosofía sostenible de la gestión del suelo de los antiguos pobladores amazónicos.
¿QUÉ ES EL SUELO?
El suelo es la delgada capa superficial de la corteza terrestre que se forma a través del tiempo debido a diferentes factores, como la descomposición del material rocoso superficial, la acción del agua, el viento, el clima y otros factores externos que influyen sobre estos elementos, como la acción de los seres vivos que viven sobre él. El suelo es un cuerpo natural biológicamente activo que se compone de minerales, materia orgánica, pequeños organismos vegetales y animales, pero también líquidos y gases. Cada tipo de suelo es un universo vivo, en el que proliferan microorganismos que, si son bien gestionados, pueden aumentar su fertilidad natural.
¿PARA QUE SIRVE EL SUELO?
La cantidad y calidad de los productos agrícolas dependen del uso eficiente del suelo, algo que tenían muy claro los pobladores originarios. Éste es una de los principales factores de producción por el que obtenemos productos que sirven para satisfacer nuestras necesidades de alimento, principalmente. Por lo general, modificamos el medio ambiente natural con la finalidad de convertirlo en tierras agrícolas que pueden ser campos cultivables, pastizales o también asentamientos humanos. En consecuencia, el uso adecuado y sostenible de los suelos contribuye no solo al bienestar de muchas familias, cuyos ingresos monetarios provienen de la venta de los productos obtenidos, sino que también puede ayudar a minimizar el impacto que la actividad productiva tiene sobre los bosques amazónicos.
Cuando se desarrollan cultivos de largo periodo vegetativo, es importante realizar un análisis del suelo, de modo que así podamos conocer sus elementos minerales e identificar el aporte permanente de nutrientes a la planta. Es evidente que los suelos ricos en nutrientes son los más deseables en comparación con aquellos más pobres. El análisis químico del suelo nos dirá en qué proporción se encuentran los elementos esenciales para la nutrición de las plantas, tales como materia orgánica, nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y micronutrientes.
EL POTENCIAL HIDRÓGENO pH EN EL SUELO
Hagamos una pausa para entender el pH en el suelo. El potencial Hidrógeno o pH en el suelo, es un parámetro muy importante que debemos conocer y entender, pues éste indica el grado de acidez o alcalinidad del mismo. El pH presente en los suelos afecta directamente a la disponibilidad de los nutrientes que son absorbidos por las plantas. La escala de medición del pH está entre los valores de 0.0 a 14.0, un valor de pH de 7,0 es considerado neutro, sin embargo los valores más adecuados para el desarrollo de las plantas se encuentran entre 5,5 y 6,5. En este rango se encuentra la máxima disponibilidad de los elementos nutritivos que la planta necesita. Los valores inferiores al mínimo indicado pueden ser corregidos con el agregado constante de materia orgánica o enmiendas calcáreas cada cierto periodo de tiempo, algo implícito en la antigua tecnología de las “terras pretas” del indio.
Conocer el pH de los suelos nos proporciona información sobre la velocidad de descomposición de la materia orgánica, así como sobre la disponibilidad de los elementos nutritivos. En suelos muy ácidos, donde los valores están por debajo de 4,5 y suelos muy alcalinos con valores de 8,5, la producción es muy deficiente, en estos suelos se deben aplicar correctivos que nivelen el pH y permitan mantener o acrecentar su fertilidad.
LOS SUELOS DE TIERRA FIRME EN LA AMAZONIA PERUANA
Es importante diferenciar los suelos de tierra firme de la Amazonia baja y aquellos que son inundados periódicamente. Este artículo solamente se refiere a los suelos de tierra firme, pues son éstos los que, durante muchos años y por diferentes instituciones, han sido muy estudiados y categorizados, llegando a la conclusión de que tienen un alto grado de acidez. Esto significa que la presencia de Calcio, Magnesio, Nitrógeno y Potasio es mínima, provocando que el desarrollo de los cultivos sea pobre. La alta concentración de iones de Hidrogeno da como resultado que el pH del suelo sea extremadamente ácido. En los suelos de tierra firme de la Amazonía baja el pH está por debajo de 4,5.
El proceso de acidez de los suelos en la Amazonía se inicia con la formación de ácido carbónico (Dioxido de Carbono + Agua). Quiere decir que mientras más Dióxido de Carbono tengamos en el aire, mayor será la concentración de éste en los suelos y por consiguiente mayor será su acidez, lo que afecta a la producción de los cultivos. Este hecho negativo se puede revertir sembrando más plantas ya que éstas absorben el Dióxido de Carbono del aire y lo convierten en Oxígeno. Una buena gestión del suelo permitiría minimizar la apertura de bosque para nuevas áreas de cultivo, reduciendo la presencia de Dióxido de Carbono en el aire y por tanto también en el suelo.
¿CÓMO AFECTA LA ACIDEZ DE LOS SUELOS A LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA Y AL DESARROLLO DE LA AMAZONÍA?
La acidez de los suelos constituye un problema de importancia en la producción agrícola dado que ésta afecta de forma muy particular y determinante en las características químicas y biológicas del suelo, de modo que en general, reduce el crecimiento de las plantas, ocasionando la disminución en la disponibilidad de nutrimentos como Calcio, Magnesio, Potasio y Fósforo; y favorece la proliferación de elementos tóxicos para las plantas como el Aluminio y el Manganeso.
Pero, ¿Cómo resolvemos los problemas de la acidez que tenemos en los suelos de la Amazonía baja peruana? Una de las alternativas de solución es añadir cal al suelo, así como la siembra de especies tolerantes a la acjustificadoidez; estas formas de manejo del suelo constituyen las prácticas más apropiadas y económicas para corregir los problemas de acidez.
HACIA LA GESTIÓN SOSTENIBLE DE LOS SUELOS AMAZÓNICOS
La gestión adecuada de los suelos es fundamental para lograr una mejor eficiencia productiva en la región amazónica. Todavía estamos lejos de entender la complejidad de las “terras pretas” del indio, siendo una tecnología que actualmente posiblemente no podría ser adaptada para producciones extensas y mercados exigentes, pero podemos recoger la filosofía que subyace en ella, gestionando de manera más eficiente los suelos, aumentando y prolongando su fertilidad con las técnicas antes expuestas. La gestión de los suelos debe ir acompañada de una selección de las especies que mejor toleran las características diversificadas de los suelos amazónicos y nunca forzar la siembra de cultivos basada en la viabilidad de créditos o en el éxito foráneo de alguno de ellos. El cultivo de especies vegetales tradicionales, adaptadas a estos suelos, puede ayudar a mejorar la producción, generando además valor agregado con la denominación de origen geográfica y cultural. Los suelos tienen vida y su adecuada gestión puede prolongarla por muchos años más, algo que los antiguos pobladores de la Amazonía sabían, pero que parece nosotros ya hemos olvidado.
© Roger Escobedo – Dirección de Investigación en Sociedades Amazónicas – SOCIODIVERSIDAD