Desarrollo económico y riqueza de la amazonía

La Amazonía fue considerada durante toda la etapa colonial como una región exuberante, misteriosa y de una riqueza inconmensurable. Desde el primer momento en que los conquistadores pisaron tierras amazónicas, persiguieron las quimeras del “Paititi”, del “País de la Canela” o del “Dorado”, utopías inalcanzables existentes únicamente en el imaginario de unas mentes enajenadas por la codicia.

El devenir histórico, los gritos a favor de la independencia y la creación de las incipientes repúblicas latinoamericanas, sellaron la emancipación definitiva y necesaria, pero también trajeron consigo una pesada herencia colonial, cargada de ignorancia e indiferencia por la Amazonía, generando y alimentando mitos endémicos (tierra fértil, espacio vacío, espacio ecológico homogéneo, pulmón del mundo, territorio rico y pobre, indígena freno para el desarrollo) (SPT­TCA 1994) que perduran hasta la fecha y que fueron afianzados durante una época industrial caracterizada por el extractivismo desenfrenado. Estas visiones equivocadas sobre la Amazonía tergiversaron la realidad de un territorio que se caracteriza por la alta complejidad ecológica y sociocultural y que presenta los índices mas altos de biodiversidad del planeta.

Los efectos de la ignorancia, la codicia y la sinrazón son hoy más que evidentes: deforestación, actividades dañinas e ilegales (tala, minería, narcotráfico, entre otros), pobreza en constante crecimiento, carencia de servicios básicos incluso en las grandes urbes amazónicas, industrialización incipiente, fuentes limitadas de ingresos económicos, etc.

Los modelos implementados de manera vertical se han fundamentado, principalmente, en el fomento de la agricultura o la ganadería”.

Desarrollo económico de la Amazonía.

El desarrollo económico de la Amazonía ha sido encarado por los gobiernos latinoamericanos desde la óptica de los mitos subyacentes. Los modelos implementados de manera vertical se han fundamentado, principalmente, en el fomento de proyectos enmarcados en sectores como el agrícola o el ganadero, impulsando, además, la explotación poco racional de los recursos del bosque. El fracaso y daño generado por todas estas iniciativas es hoy más que evidente. Nunca se tuvo en cuenta las particulares condiciones ecológicas de esta ubérrima región.

Según Räsänen (1992, 1993); los suelos de la Amazonía exhiben una variabilidad muy alta en relación al origen, la edad, la textura, el estado de meteorización y el contenido de nutrientes. Sobre este particular Rodríguez (1995), señala que la Amazonía posee dos grandes áreas de uso del recurso suelo: los suelos de origen aluvial y las tierras de altura.

Los suelos de origen aluvial exhiben altos niveles de fertilidad natural y la creciente de los ríos los inunda anualmente o periódicamente (aproximadamente cada diez años). Los que se inundan cada año son utilizados para el establecimiento de cultivos de ciclo corto (maní, hortalizas, yuca, plátano, frejoles, arroz, etc.); aquellos que se inundan en periodos de tiempo más largos (cada 8­10 años), son utilizados para la siembra de maíz, arroz bajo riego y cultivos anuales y perennes. Sin embargo, los usos dados a los suelos inundables no son los más ideales, debido sobre todo a factores como el desconocimiento del ciclo de repetición de las crecientes anuales, que ocasiona grandes pérdidas en las cosechas, el escaso uso por la carencia de conocimientos suficientes sobre su potencial real, la poca comprensión de la dinámica de estos suelos y la carencia de experiencias sobre cultivos adaptables a zonas inundables. Por su parte, el aprovechamiento de los suelos inundables periódicamente, exhibe problemas relacionados con la escasez de infraestructura agrícola (siembra, riego, cosecha), uso de tecnologías inadecuadas que provocan la perdida de la fertilidad natural de los suelos y falta de mecanismos adecuados para el buen uso de este recurso.

Los suelos de altura presentan serios problemas de fertilidad (deficiencias de nitrógeno y fósforo, altos contenidos de aluminio, bajas cantidades de potasio y magnesio, entre otros nutrientes), sin embargo, soportan actividades agrícolas (siembra de cultivos anuales y perennes, entre otros) que provocan la erosión de los suelos y la pérdida de la ya escasa fertilidad, debido a la tala de grandes superficies de bosque para el establecimiento de los cultivos.

La promoción para la instalación de fundos ganaderos, sobre todo en la Amazonia brasileña, muestra resultados desastrosos. La demanda de carne procedente de los mercados europeos ha estimulado la deforestación de grandes áreas de bosque con el objeto de convertirlas en pasto, con la consiguiente degradación de los ecosistemas y pérdida de la biodiversidad (flora, fauna, genes, ecosistemas, paisajes y culturas). Los cultivos de palma destinados a la producción de aceite que será incorporado a la casi totalidad de productos que se consumen en las grandes urbes, son los causantes de la deforestación de grandes áreas de bosque amazónico. Estas actividades, lejos de lo que pueda parecer, han contribuido además al incremento de la pobreza, principalmente en las áreas rurales, por la pérdida de fuentes de trabajo.

El bosque amazónico ha experimentado sucesivas olas extractivistas motivadas por el afán de lucro mercantilista de diversos agentes sociales”.

La presión ejercida sobre la Amazonía por el ser humano no es algo nuevo. El bosque amazónico ha experimentado sucesivas olas extractivistas motivadas por el afán de lucro mercantilista de diversos agentes sociales. El descubrimiento de las particulares propiedades del látex del caucho (Hevea brasiliensis), generó la más grande migración hacia la Amazonia conocida hasta la fecha, provocando la esclavización de muchos pueblos indígenas, diezmándolos y forzando el abandono de sus territorios tradicionales.

A finales del siglo XIX, el boom del caucho estimuló la generación de grandes riquezas efímeras y terminó causando grandes transformaciones sociales y culturales en la región, definiendo la realidad que vivimos hoy en día, impulsando el crecimiento descontrolado de ciudades amazónicas como Iquitos, Yurimaguas o Nauta. El boom del caucho introdujo la posibilidad de alcanzar el “sueño amazónico”, un anhelo de riquezas y poder únicamente equiparable a la búsqueda de El Dorado por los conquistadores españoles.

El hallazgo, a mitad del siglo XX, del palo de rosa (Aniba rosaedora) como esencia para perfumes, jabones y otros cosméticos, provocó la explotación de la especie hasta su casi extinción. La caza indiscriminada de diversas especies de fauna con el fin de comercializar la piel, puso en peligro a especies como el otorongo (Pantera onca) o el tigrillo (Leopardo pardalis), reduciendo las poblaciones a niveles alarmantes. La explotación maderera centralizada en la extracción de especies de alto valor comercial, generó el agotamiento de las especies más valiosas (cedro, caoba, lupuna, etc.).

Riqueza amazónica.

La Amazonía es una región que ofrece grandes oportunidades para lograr el desarrollo sostenible, porque contiene muchos recursos naturales no utilizados, poco utilizados o mal utilizados, en forma de minerales, hidroenergía, biodiversidad y suelos, también, como no, recursos no explotables pero con un gran potencial para la contemplación turística o los servicios ambientales. Por otra parte, las posibilidades económicas basadas en las materias primas que puede proporcionar, son la base para promover el desarrollo sostenible como condición esencial para su conservación, donde la biodiversidad y la diversidad cultural deben jugar un papel importante.

Diversos desarrollos exploratorios muestran que la Amazonía atesora importantes recursos naturales no renovables como petróleo, gas, oro, entre otros; así como un potencial hidroenergético importante que permitiría la generación de energía limpia.

Según SPT­TCA (1994), mucho se discute en torno a la pobreza de los suelos amazónicos sin encontrar respuesta a las interrogantes ¿son ricos o pobres?, para ¿producir qué y cómo?. Por una parte, no podemos abstraernos al hecho de que un alto porcentaje de los suelos amazónicos exhiben una extrema pobreza de nutrientes, pero tampoco debemos prescindir del reconocimiento “… de la existencia de tecnologías con alto aporte de insumos para hacerlos productivos …” SPTA­TCA (1994). Aunque las opiniones sobre la viabilidad de estas tecnologías para la Amazonía son divergentes, SPT­TCA (1994) señala que “… existen cálculos según los cuales un tercio de estos suelos son aptos para fines agropecuarios, siempre y cuando se utilicen insumos y tecnologías adecuadas …”; sin mencionar que por las condiciones particulares de estos ecosistemas, estas deben ser ensayadas previamente con el objeto de lograr una adaptación adecuada. No obstante, las experiencias que respaldan convenientemente tales cálculos son escasas, principalmente por lo costoso de estas tecnologías, razón por las que resultan totalmente inalcanzables para el poblador amazónico.

Los recursos hidrobiológicos son de gran importancia para la región. La superficie amazónica alberga grandes ríos, extensos lagos y lagunas e inmensos pantanos, así como selvas inundables anualmente o periódicamente; áreas sobre las que SPTTCA (1994) indica que albergan “… muchas especies útiles de mamíferos, aves, reptiles, peces e invertebrados. Los pobladores indígenas y no indígenas, adaptados a la región, obtienen gran parte de sus proteínas de la pesca, que constituye un rubro importante en la economía familiar, local y regional …”.

El bosque amazónico, además de la madera, proporciona numerosos servicios ecosistémicos. Entre ellos se encuentran los productos forestales no maderables, que son de suma importancia para las comunidades amazónicas y componente fundamental de su subsistencia, tanto para su recolección con fines de consumo, como para su comercialización. Estos productos, en su gran mayoría de origen vegetal, son utilizados como alimentos y aditivos alimentarios (semillas comestibles, hongos, frutos, condimentos, aromatizantes, colorantes, fibras, instrumentos o utensilios, resinas, gomas, y otros) usados con fines medicinales, cosméticos o culturales.

Conclusiones.

El desconocimiento de experiencias exitosas de desarrollo sostenible y la limitada información sobre la explotación sostenible de los recursos naturales amazónicos genera grandes dudas sobre el modelo de desarrollo apropiado para la Amazonía.

El patrimonio natural y cultural amazónico debería haber sido el impulso para el crecimiento económico de la región, sin embargo, la relación sociedad­naturaleza estuvo basada en la creencia de que los recursos naturales son inagotables, en tal sentido se expandieron las actividades extractivistas sin reglas claras y determinantes.

Las demandas de los mercados globales estimulan la creciente y acelerada producción agrícola, promoviendo la destrucción del bosque amazónico”.

El crecimiento de la población en los grandes centros urbanos, la expansión de las actividades económicas y el desarrollo de las infraestructuras viales, han modificado significativamente el uso del suelo en la región, ocasionando fragmentación de ecosistemas, deforestación, pérdida de biodiversidad y agresión permanente a los pueblos indígenas.

Las demandas de los mercados globales estimulan la creciente y acelerada producción agrícola (ej. la palma aceitera o las plantaciones de cacao), promoviendo la ocupación y destrucción de importantes espacios amazónicos, debido a la intensificación de la intervención humana para la construcción de carreteras, establecimiento de líneas de comunicación y de transmisión de energía y creciente cambio de uso del suelo, entre otros.

Sin duda, el desarrollo implica una cierta intervención y modificación del entorno natural. El ser humano desde hace miles de años ha intervenido permanentemente los espacios naturales en los que se desarrollaba, modificando su paisaje al domesticar ciertas especies vegetales que eran base para su alimentación. En cierto modo, el desarrollo se ha basado en la capacidad y destreza que el Homo sapiens ha tenido para volver favorable un entorno que a primeras luces era demasiado adverso para nuestra especie.

No obstante, la intervención del entorno natural no debería dañar su equilibrio, debido a que es el pilar básico de la diversidad y, por tanto, de nuestra supervivencia como especie. En esto, las culturas originarias llevan mucha ventaja a la prepotente cultura occidental, que se niega reiteradamente al uso de diversas tecnologías de bajo impacto para el desarrollo propio sostenible.

La formulación de políticas adecuadas y adaptadas al territorio amazónico es otro requisito para frenar el impacto negativo que las actividades humanas tienen sobre el entorno amazónico. El desarrollo será posible siempre y cuando comprendamos que no es estático e inmutable. Para ello es preciso romper, de una vez por todas, con el desconocimiento, la indiferencia y la inercia, verdaderos frenos para el desarrollo propio de la gente del Amazonas.

© José Sanjurjo Vilchez / Adriana Sanjurjo Del Aguila / Manuel Martín Brañas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

1­.- Räsänen, M.E; Neller, R; Salo, JS; Junger, H. 1992. Recent and ancient fluvial deposition systems in the Amazonian foreland basin. Geological Magazine 129, 293­-306.

2­.- Räsänen, M.E; Kalliolla, R; Puhakka, D.M. 1993. Mapa geoecológico de la selva baja peruana: Explicaciones. In R. Kalliola, M. Puhakka and W. Danjoy (Eds.). Amazonía Peruana: Vegetación húmeda tropical en el llano subandino, pp. 207­-216. PAUT and ONERN, Jyväskylä, Finland.

3­.- Rodriguez, A.F. 1995. El recurso del suelo en la amazonia peruana, diagnóstico para su investigación. (Segunda Aproximación). Documento Técnico No. 14. Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana. Iquitos. p. 59

4­.- Secretaria Pro­Tempore. Tratado de Cooperación Amazónica (SPT­TCA). 1994. La Amazonia Sin Mitos. Editorial Oveja Negra. Bogotá. p. 253.

Melodie Francoise Vasquez Wong

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