EL IMITADOR DE LA SELVA
Al caminar por el bosque, lejos del ruido de la ciudad producido por los vehículos y nuestras actividades cotidianas, es común escuchar una gran diversidad de sonidos, como el que produce la corriente de una quebrada, el viento pasando por las hojas de los árboles o las pisadas sobre la hojarasca, pero, principalmente, el sonido que producen las distintas especies de animales que lo habitan. Escuchamos desde el estridente sonido de los grillos hasta el aullar de los monos, pero también algunos sonidos que llegan a ser tenebrosos y nos asustan un poco, como el cantar de un urcututu (Megascops choliba) o el de un ayaymama (Nyctibius griseus). La sorpresa o el temor se desvanencen cuando descubrimos que estos sonidos son la forma en la que los animales se comunican entre ellos, pudiendo estos sonidos variar a lo largo del día y de la noche.
Los animales emiten sonidos para delimitar y defender su territorio, comunicarse con otros individuos de la misma especie y atraer a una pareja para reproducirse. De esta última tarea se encargan los machos de cada grupo y para ello necesitan ser vigorosos en la emisión de sus sonidos y físicamente atractivos en tamaño o coloración, existiendo peculiaridades y excepciones entre taxones (grupos de organismos clasificados juntos porque comparten características comunes).
Cada especie tiene un sonido característico y estos cantos, vocalizaciones o llamados son usados por los investigadores para identificarlos y clasificarlos. En el caso particular de las aves, la siringe es el órgano vocal que produce los sonidos, análogo a las cuerdas vocales en los humanos. La siringe se encuentra en la parte inferior de la tráquea y permite a las aves producir una amplia gama de sonidos y cantos. Dependiendo de la estructura de la siringe, las aves pueden emitir sonidos complejos y variados.
Son los loros, cacatúas y cotorras (Psittacidos), los más famosos por su capacidad de imitar, característica que adquieren lamentablemente al estar en cautiverio. Pero los Psittacidos no son los únicos que pueden imitar otros sonidos, existe un grupo de aves silvestres que son capaces de imitar de forma innata en los bosques: los Passeriformes o aves cantoras. El grupo de este tipo de aves es muy grande, la mayoría de las aves que pertenecen al grupo tienen cantos muy complejos, pero no todas tienen la capacidad de imitar otros sonidos. Solo un grupo pequeño de Passeriformes tiene la habilidad de escuchar un sonido nuevo, imitarlo e incluirlo en su repertorio de cantos.
Dentro de este grupo selecto de imitadores, encontramos a una de sus representantes más famosas: el ave lira (Menura novaehollandiae). Su fama como imitadora le ha hecho protagonizar uno de los capítulos del hermoso documental The life of Birds, escrito y presentado por el naturalista inglés David Attenborough (Attenborough: the amazing Lyre Bird sings like a chainsaw! Now in high quality | BBC Earth).
El ave lira es endémica de Australia y es capaz de imitar más de 20 especies y varios sonidos de objetos, como cámaras, alarmas de carros, motosierras, etc. Tiene tanta popularidad que ha sido incluida además en la moneda de 10 centavos del país australiano.
Otros ejemplos de aves imitadoras son los sinsontes (Mimus polyglottos), los pájaros índigo (Vidua chalybeata), el ave eufonia piquigruesa (Euphonia laniirostris) e incluso se ha reportado que los cuervos y urracas también son capaces de imitar diversos sonidos.
La imitación podría ser un mecanismo de defensa frente a invasores o depredadores, pero también una forma de superar a los competidores en la búsqueda de pareja o una estrategia de camuflaje sonoro para evitar ser reconocidos por sus depredadores.
La Amazonía también tiene su propio imitador, un ave con plumaje negro y amarillo, ojos azules y un pico de color marfil: el paucar (Cacicus cela), que pertenece a la familia Icteridae y forma parte del grupo selecto de Passeriformes imitadores. La descripcion física antes mencionada pertenece sólo a los machos adultos, ya que esta especie presenta dimorfismo sexual, lo que significa que las hembras son diferentes; estas suelen tener un plumaje de un color gris hollin, ojos grises en lugar de azules, además de ser pequeñas en comparación con los machos. El paucar macho posee un repertorio de más de 200 cantos, repertorio que se desarrolla completamente con el tiempo. Su rango vocal va desde sonidos simples hasta cantos melódicos y silbidos, incorpora imitaciones de otras aves como loros y pájaros carpinteros, así como el sonido de las personas al toser, el llanto de niños, notificaciones de teléfonos móviles, ladridos, risas humanas, motosierras, entre muchos más.
La distribución del paucar está ampliamente extendida desde Panamá y Trinidad hasta Perú, Bolivia y el centro
de Brasil. Si los buscamos, los podremos encontrar en las copas de los árboles, tanto en el bosque como en la ciudad. Su dieta es variada, aunque principalmente se alimenta de insectos y otros artrópodos, también consume frutas y néctar de las flores.
Es muy sociable y se reproduce en colonias que pueden ir desde 2 hasta 250 nidos. Los machos son territoriales y pueden tener múltiples parejas. Las hembras construyen nidos colgantes, cerrados y con forma de bolsa, generalmente cerca de nidos de avispas del género Polistinae, lo que les proporciona protección contra mamíferos y moscas parásitas. Los machos no participan en la construcción del nido, en la incubación ni en el cuidado de los polluelos.
Si observamos un árbol en el que los paucares están construyendo sus nidos durante su temporada reproductiva, nos podremos percatar de que los machos se reúnen en el árbol tan solo para cantar, y es que la dominancia masculina entre individuos de esta especie se mide por tamaño y contracanto. Los machos en competencia usan canciones para establecer dominancia dentro de la colonia, coinciden con las canciones del otro hasta que uno pierde. Cada colonia de paucares tiene canciones exclusivas, compartiendo, como si de dialectos se tratara, de 5 a 7 tipos de canciones, lo que quiere decir que no habrá dos colonias con el mismo repertorio de canciones. Por otro lado, cuando los machos juveniles llegan a la madurez y se alejan de la colonia inicial en busca de una nueva para ellos, estos irán dejando atrás las canciones aprendidas inicialmente e irán aprendiendo y añadiendo las canciones de la nueva colonia. La complejidad de los cantos del imitador de la selva no termina ahí, ya que estos tienen un rango vocal que varía geográficamente y existen subespecies que no incluyen imitaciones dentro de sus repertorios de cantos.
Aunque la mayoría de estudios se han concentrado en los cantos y vocalizaciones de los machos, aún quedan muchos vacíos de información; por ejemplo, se cree que las hembras representan una parte importante para el conocimiento de la historia natural del paucar, ya que ellas, al igual que los machos, tienen la necesidad de comunicar su ubicación a los miembros de la familia, indicar la presencia de comida o advertir a los vecinos sobre un peligro. Incluso creemos que podrían especializarse en imitar sonidos para espantar a otros de su misma especie o especies parásitas, como el todo renegrido (Molothrus bonariensis), que desean atacar a su descendencia; ya que son las hembras las únicas encargadas del proceso de incubación y crianza de los polluelos. No obstante, se necesitan más investigaciones para poder confirmar esto.
© Scarlet Medina Ahuite y Ramón
Aguilar Manihuari