Capirona: versatilidad y rendimiento económico al voleo
La capirona Calycophyllum spruceanum Bent., es una especie arbórea de la familia Rubiaceae que tiene una distribución muy amplia en toda la cuenca amazónica. En el Perú se distribuye por debajo de los 1200 m.s.n.m en los departamentos de Amazonas, Huánuco, Junín, Madre de Dios, Pasco, San Martin, Ucayali y Loreto. Es una especie heliófita, es decir, que requiere de la luz directa del sol para desarrollarse adecuadamente. Por lo general, la encontramos en los bosques primarios y secundarios amazónicos, siendo muy común en terrenos periódicamente inundados.
La madera de la capirona es ideal para ser utilizada como leña o para la fabricación de carbón, debido tanto a sus altos contenidos de celulosa y lignina, como a su alta densidad. Estas propiedades, unidas a su porosidad difusa y fina textura, la convierten en una especie muy demandada también para la construcción en general, fabricación de machihembrados rústicos, pisos y muebles, entre otros. Es por esta razón que durante los últimos años su demanda nacional e internacional se ha incrementado considerablemente. Según los registros del Anuario forestal y de fauna silvestre del SERFOR, durante el periodo que va del año 2016 al 2019, en el Perú se extrajeron cerca de 258.624 metros cúbicos de madera de capirona, volumen que corresponde a la producción de madera rolliza, madera aserrada y parquet. Sólo para el año 2019 se reportan 12.900 kg de madera de capirona extraída de manera exclusiva para la producción de carbón.
“Su corteza tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y emolientes, siendo preparada en diferentes formas para combatir, por ejemplo, las afecciones de la piel”
Pero la capirona no solamente tiene potenciales usos maderables, también ha sido utilizada como planta medicinal por muchos de los pueblos indígenas de la Amazonia. Su corteza tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y emolientes, siendo preparada de diferentes formas para combatir, por ejemplo, las afecciones de la piel. También ha sido ampliamente utilizada como hemostático, anticonceptivo, estimulante y anti diabético. En cosmetología es utilizada como shampoo para el control de la caída del cabello y en una serie de cremas indicadas para reducir las arrugas y las manchas.
La capirona es además considerada una buena alternativa para la recomposición de la vegetación en áreas degradadas, ya que posee una gran capacidad para almacenar dióxido de carbono, por lo que podría ser aprovechada con fines de reforestación, contribuyendo de esta forma a los esfuerzos mundiales para la mitigación del cambio climático.
A todas estas propiedades beneficiosas se une su rápido crecimiento y su tolerancia a las inundaciones, llegando a soportar, cuando son juveniles, una inundación de más de metro y medio de profundidad, atributos muy valorados por los pro ductores amazónicos.
“El método del voleo ha sido usado por los pro ductores agropecuarios para la siembra de granos finos de especies forrajeras y gramíneas, pero también puede ser usado para la propagación de la capirona”
Por lo general, la técnica más utilizada de propagación de la especie es a través de su germinación en bolsas plásticas en viveros, siendo trasladadas a su lugar definitivo cuando las plantas han alcanzado una altura determinada. Las bolsas plásticas son rellenadas con pan de tierra, tierra aluvial, tierra agrícola y arena, mezclando estos componentes con sustratos orgánicos como cascarilla de arroz, gallinaza, cáscara de maní y cáscara de castaña triturada. Otros medios de propagación usados son a través de estacas, rebrote de tocones, trasplante de regeneración natural y por siembra de semillas directamente a terreno definitivo.
El Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana ha realizado una serie de investigaciones para mejorar y facilitar la propagación de la capirona en campo abierto, estudiando la eficacia que tendría la siembra al voleo de sus semillas. Este método ha sido usado por los productores agropecuarios para la siembra de granos finos de especies forrajeras y gramíneas. Es un método sencillo, rápido, que puede realizarse de forma manual o mecánica, su éxito depende de la uniformidad en la distribución de las semillas en campo, evitando áreas con exceso de semillas.
Esto se puede lograr adicionando y mezclando las semillas con arena, tierra fina seca u otros materiales de similar peso, con el propósito de aumentar el volumen del material a distribuir. La correcta distribución de las plantas facilitará la penetración de luz, lo que aumentará el porcentaje de asimilación de CO2 y con ello la productividad final.
“Los resultados demuestran que el método de siembra al voleo es viable en una especie maderable como la capirona y no solo en especies de gramíneas y pasturas, siendo una alternativa potencial para la propagación de esta especie”.
Los resultados han sido alentadores. Las semillas fueron sembradas al voleo de forma manual en un área de 40 m2. Previamente fueron mezcladas con arena blanca para aumentar el volumen del material de siembra y facilitar la distribución en el área. Las semillas no recibieron ningún tipo de trata miento pregerminativo, realizando la evaluación de la siembra durante 18 meses, eliminando las malezas en dos ocasiones y podando solo una vez las ramas de los juveniles de capirona. Al cabo de 18 meses, las capironas alcanzaron una altura de casi cuatro metros y el fuste alcanzó un diámetro cercano a los 3,5 centímetros.
Los resultados demuestran que el método de siembra al voleo es viable en una especie maderable como la capirona y no solo en especies de gramíneas y pasturas, siendo una alternativa potencial para la propagación de esta especie en los bosques amazónicos. El método reduce de manera considerable los costos de germinación en vivero, siendo ideal para la recuperación de zonas degradadas o bosques secundarios, un valor añadido para una especie que se reafirma como una de las que tiene mayor importancia en toda la Amazonia.
© Rossana Díaz Soria – Dirección de Investigación en Manejo Integral del Bosque y Servicios Ecosistémicos – BOSQUES.