Humboldt: un visionario del cambio climático
De todos es conocido que Alexander Von Humboldt ha sido uno de los científicos más influyentes de la historia. Sus viajes de exploración, equiparables a los de Darwin en lo que se refiere a su importancia y alcance científico, lo llevaron desde Europa a América del Sur y del Norte, hasta Asia Central. Realizó experimentos y estudios de campo en numerosas áreas: física, zoología, climatología, oceanografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología. Pocos saben, sin embargo, que fue el primero en percibir los cambios producidos por el hombre en sus entornos naturales, prediciendo incluso los efectos futuros de las actividades humanas sobre el clima. Humboldt empezó a darse cuenta de estos cambios el año 1800, cuando realizaba investigaciones junto al naturalista y botánico francés Aimé Bonpland en el lago Valencia, en el rico valle de Aragua en Venezuela. Pronto se dio cuenta de que la deforestación que había provocado el hombre en el valle tuvo repercusiones directas en la disponibilidad de agua para las cosechas, provocando grandes escorrentías que barrían y erosionaban los suelos. Humboldt advirtió entonces que las técnicas agrícolas de su tiempo podían tener consecuencias devastadoras en los ecosistemas naturales. Lo que vio en el lago Valencia, lo volvería a ver otra vez en Lombardía, Italia, en el sur del Perú, en Europa y principalmente en Rusia. Fue el primero en explicar las funciones que tienen los bosques y como beneficiaban a los ecosistemas y al clima. Explicó la función de almacenamiento de agua que tienen los árboles, así como la protección que daban al suelo y su efecto de enfriamiento. Las consecuencias de la intervención de la especie humana las consideró entonces como incalculables, pudiendo afectar a las generaciones futuras si no se tomaban las medidas del caso. Un visionario al que no se tomó en cuenta, pero que describió a la perfección de manera científica la triste realidad que vivimos hoy en día.
“Cuando los bosques se destruyen, como han hecho los cultivadores europeos en toda América, con una precipitación imprudente, los manantiales se secan por completo o se vuelven menos abundantes. Los lechos de los ríos, que permanecen secos durante parte del año, se convierten en torrentes cada vez que caen fuertes lluvias en las cumbres. La hierba y el musgo desaparecen de las laderas de las montañas con la maleza, y entonces el agua de lluvia ya no encuentra obstáculo en su camino; y en vez de aumentar poco a poco el nivel de los ríos mediante filtraciones graduales, durante las lluvias abundantes forma surcos en las laderas, arrastra la tierra suelta y forma esas inundaciones repentinas que destruyen el país”. “El hombre puede actuar sobre la naturaleza y apoderarse de sus fuerzas para utilizarlas, solo si comprende sus leyes”.
Alexander Von Humboldt