Blockchain: ¿Panacea para nuestra Amazonía?
El colapso de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos durante el año 2006, tuvo repercusiones económicas muy profundas en todo el planeta. A partir del año 2008, se produjo una crisis de liquidez global que se fue ramificando de manera vertiginosa, provocando la caída casi total del sistema financiero mundial, que basaba parte de su funcionamiento en la intermediación de los grandes bancos en las transacciones eco-nómicas digitales, que ya por entonces superaban a las físicas.
En varios países desarrollados los gobiernos de turno tuvieron que rescatar de la quiebra a varios bancos, utilizando para ello el dinero de los contribuyentes, lo que generó una caída en la credibilidad de los sistemas económicos tradicionales. Es en este momento que se empieza a pensar en un sistema paralelo que no fuera ajeno, ni estuviera desligado de los usuarios, libre de intermediarios y en el que las transacciones fueran irreversibles para que nadie pudiera deshacerlas ni alterarlas, democratizando de esta forma el derecho del usuario a realizar cualquier tipo de transacción, sin que nadie la autorice ni la prohíba. Básicamente, se buscaba un sistema en el que la gestión del dinero no necesitara de una entidad central que la regule.
Este sistema se hizo realidad el año 2008, cuando bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto se publicó el artículo “Bitcoin: a peer-to-peer electronic cash system” que define el mecanismo para imple-mentar una moneda digital o bitcoin. La conceptualización del mecanismo sería conocida desde entonces como Blockchain (cadena de bloques), que inicialmente fue concebida de manera exclusiva para gestionar las monedas digitales, pero que actualmente ha generado un enorme abanico de posibilidades que superan incluso la concepción inicial.
Lo importante del mecanismo Blockchain es que permitió crear una red aislada del sistema bancario tradicional, que a través de un sistema distribuido, en el que todos los nodos están conectados, cualquier persona podría gestionar sus transacciones y manejar datos compartidos en los bloques de la red.
UNA OPCIÓN PARA SALVAR EL PLANETA
La tecnología detrás de la cadena de bloques ha evolucionado vertiginosamente durante la última década, pasando de ser un simple mecanismo que permitía el uso eficiente de las bitcoins, a una tecnología que puede impulsar de manera sostenible sectores como el agrícola, el ambiental o el cultural.
cción, sin que nadie la autorice ni la prohíba. Básicamente, se buscaba un sistema en el que la gestión del dinero no necesitara de una entidad central que la regule.