Manchinga: Planta potencial en la lucha contra el hambre y la anemia.
Los bosques amazónicos son el refugio de una gran biodiversidad de especies vegetales con propiedades fotoquímicas y nutricionales que ofrecen múltiples beneficios multifuncionales, fundamentalmente en la provisión de medicinas, madera para la construcción y como fuente de alimentos, siendo esta última la clave para mejorar la seguridad alimentaria y la salud de todas las personas que habitan en nuestra Amazonía.
Las evidencias científicas sobre los beneficios ecosistémicos que ofrecen los bosques son cada vez mayores. Los bosques proveen servicios para el suministro de alimentos, medicina, fuentes de energía, bioquímicos, recursos genéticos, fibras y madera; asimismo, proveen servicios de regulación, como por ejemplo del clima, de la cantidad y calidad del agua, del control de plagas y enfermedades y las fuerzas del viento; pero también, servicios culturales como lo espirituales, religiosos o educativos.
En los bosques podemos encontrar una lista innumerable de especies de plantas (por ejemplo, herbáceas arbustivas y árboles) y, de acuerdo a algunos estudios realizados, son tan diversos y heterogéneos que atesoran una gran riqueza por unidad de superficie.
De otro lado, el aspecto estructural de estos bosques también permite conocer con certeza su productividad natural y la de sus especies, que junto al conocimiento tradicional, nos permite definitivamente investigar y ampliar los conocimientos a un nivel mucho mayor. Este conocimiento nos permitirá mejorar la oferta y demanda de los productos como una alternativa potencial y sostenible para que el poblador amazónico pueda mejorar sus condiciones socioeconómicas y sanitarias.
” Los bosques están cada vez más amenazados, siendo impactados y destruidos por las actividades humanas”
Pero los bosques están cada vez más amenazados, siendo impactados y destruidos por las actividades humanas no sostenibles, afectando negativamente el bienestar de las familias rurales, causando la destrucción de los recursos naturales, despojando, en definitiva, a las comunidades de su única garantía real para la subsistencia.
Por esta razón es necesario profundizar los conocimientos sobre aquellas especies del bosque que tienen un gran potencial para mejorar la seguridad alimentaria y proveer recursos económicos basados en los productos no maderables que nos ofrecen.
Una de estas especies es Brosimum alicastrum, conocida localmente en San Martín como manchinga, que pertenece a la familia de las moraceae y es nativa de la Amazonía peruana, específicamente de los bosques secos tropicales. Se caracteriza por ser una especie multifuncional, por su capacidad para recuperar áreas degradadas y brindar servicios ecosistémicos, principalmente medicina y alimento. La especie prospera en suelos pobres, rocosos, degradados y tolera condiciones extremas de clima como sequías, sin afectar el aprovisionamiento de sus frutos, que son utilizados como alimento para los animales, aves silvestres y sobre todo para el hombre. Desde hace décadas, la semilla del árbol ha ganado especial interés en el mercado internacional, como un producto forestal no maderable con alto valor nutricional, con potencial para su industrialización. En Nicaragua, México y Guatemala la especie es considerada esencial para reducir los problemas de desnutrición humana y generar ingresos económicos para muchas familias.
Los frutos y semillas se utilizan para la alimentación humana, hervidos, confitados y como harina para preparar tortillas, panes, refrescos y otros productos, ya que son muy ricos en nutrientes, por su alto contenido en hierro, calcio, magnesio, potasio, proteína, folato, Vitamina B2 (Riboflavino), Vitamina B6 (Niacin), Vitamina E, Zinc, Vitamina C, fibra y antioxidantes, que los hacen esenciales para combatir la desnutrición y anemia en las regiones amazónicas.
” La corteza, látex y hojas proporcionan múltiples beneficios para la salud humana, siendo empleada en la medicina natural”
Un aspecto importante es que no posee alcaloides tóxicos y alergénicos, no contiene aflatoxinas, gluten y cafeína, tampoco ha sido genéticamente modificada, ni cuenta con residuos de metales pesados, con un índice glucémico muy bajo (<29) que posibilita el uso para diabéticos con una dieta de consumo baja en carbohidratos.
La corteza, látex y hojas proporcionan múltiples beneficios para la salud. Son empleadas en la medicina natural para el tratamiento de personas que padecen de enfermedades reumáticas, para curar la artrosis crónica, osteoporosis y fracturas. Las hojas y corteza se pueden emplear en infusiones o tónicos antitusivos para ayudar a personas con problemas de colitis, asma, diabetes, diaforético, emenagogo, tuberculosis, bronquitis, infertilidad y problemas con la lactancia. Además, contiene aceites esenciales, grasas, azúcares y una gran cantidad de triptófano, que es un aminoácido esencial para controlar la ansiedad y el insomnio.
Debido a su densidad, la madera puede ser utilizada en la industria de contrachapados y carpintería. Su calidad y fácil manejo la convierten en una especie con mucho potencial comercial. En las comunidades amazónicas es empleada para fabricar diversos objetos como canoas, mangos de hacha, mazos y batanes para moler semillas.
Otra cuestión importante, es que la especie, como árbol o en rodales naturales, tiene un gran potencial para la recuperación de la fauna silvestre, turismo para avistamiento de aves y mamíferos mayores.
En otros países de América Central, la especie fue integrada en sistemas agroforestales asociados a cultivos perennes como el cacao y el café, a diferentes altitudes y con problemas de agua. Bajo sistemas silvopastoriles también es empleada como sombra, barrera viva, rompe viento y como forraje para que sirva de alimento para el ganado, dado que además sus frutos mejoran la producción y calidad de la leche en las vacas.
En la Amazonía peruana, particularmente en muchas comunidades y familias de productores, se conoce muy de cerca el uso potencial de la especie, ya que sus antepasados la han utilizado tradicionalmente para producir alimentos durante los periodos de sequía. Para ello se recolectaban las semillas, se secaban o tostaban y se molían para obtener harinas que eran utilizadas como alimento. Hoy en día también se realiza este proceso, un ejemplo lo podemos encontrar en el distrito de Pucacaca, departamento de San Martín, provincia de Picota, donde una asociación de productores, conocida como Asociación el Bosque del Futuro Ojos de Agua (ABOFOA), recolectaban la semilla para producir plantas, reforestar sus áreas de conservación, preparar alimentos y comercializar la harina para la preparación de mazamorras, panes, refrescos, etc. en diferentes eventos amazónicos y/o ferias agrícolas.
En ese contexto, dadas las cualidades de la planta, un equipo de investigadores de la Dirección de Investigación en Manejo Integral del Bosque y Servicios Ecosistémicos (BOSQUES), del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), está llevando a cabo una serie de estudios con el propósito de recuperar áreas degradadas con manchinga, siendo esta una estrategia para la mejora de los ecosistemas productivos y la seguridad alimentaria en la región San Martin, permitiendo, así mismo, avanzar en la domesticación de la especie.
Los trabajos se iniciaron con la colecta del material vegetativo de diferentes procedencias, luego se establecieron jardines de multiplicación clonal de la especie para realizar las pruebas de propagación vegetativa hasta lograr un protocolo optimizado relevante para la reproducción masiva de la especie, utilizando micro túneles de propagación y estaquillas juveniles (34 meses). En la primera fase del experimento, se logró alcanzar un 57.8% de enraizamiento, utilizando sustrato 50:50 de arena blanca y cascarilla de arroz carbonizada, así como una dosis de 8000 ppm de ácido indol 3-butírico. En la segunda fase, se logró superar el 94% de enraizamiento, utilizando morfotipos de estaquilla tipo basal, con 2.5 cm de longitud y 25% de hoja entera.
En el 2019 se establecieron 02 hectáreas de parcelas de evaluación permanente en la granja ganadera de Calzada (provincia de Moyobamba), en alianza estratégica con el Gobierno Regional de San Martin, para restaurar paisajes degradados, es decir, tierra de pasturas con más de 20 años de actividad ganadera. Las plantas mostraron un buen comportamiento en la adaptación fisiológica en campo definitivo, con una sobrevivencia superior al 95%, alcanzando los 137 cm de altura total promedio y los 27 mm de diámetro del cuello promedio, con 113 hojas y 15.3 ramas por planta, luego de 24 meses de evaluación.
También se han producido plantones en el vivero forestal del IIAP San Martin, en el centro poblado de Bello Horizonte, distrito de la Banda de Shilcayo, provincia de San Martin, siendo transferidos a diferentes instituciones públicas y privadas de la región, con el fin de fomentar el uso sostenible de la planta y aprovechar sus beneficios nutricionales en el tiempo. Asimismo, se ha brindado asistencia técnica para la producción de plantones de manchinga, priorizando las comunidades de los sectores de Manchingao (Lamas), Nueva Unión y Pucacaca (Picota), San José de Sisa (El Dorado), Saposoa (Huallaga) y Calzada (Moyobamba).
Todavía queda mucho por aprender de la manchinga y es oportuno seguir investigando y realizando exploraciones en el bosque, identificando las especies y subespecies existentes por superficie, estudiando las características fenotípicas y genéticas que permitan establecer las diferencias a nivel de plántulas y como árbol, para de esta forma hacer pruebas de injertación en condiciones controladas de invernadero y en campo definitivo, con el propósito de mejorar la productividad por árbol.
Nuestros antepasados nos han enseñado que podemos aprovechar todos los beneficios del bosque para mejorar la alimentación y la salud, siempre y cuando sea un aprovechamiento sostenible y conservemos las especies para que puedan darnos beneficios económicos permanentes en el tiempo.
© Héctor Guerra Arévalo / Nállarett
Marina Dávila Cardozo / Dennis del
Castillo Torres.