Yute: El retorno de la olvidada fibra de oro

El yute (Urena lobata L.), es una especie común de la familia Malvaceae, que se encuentra ampliamente distribuida en América del Sur, en regiones tropicales y en áreas inundables de la Amazonía peruana. Es una fibra natural con un brillo sedoso y dorado, atributo que le ha valido el apelativo de “fibra dorada” o “fibra de oro”. Es la segunda de las fibras vegetales más importantes después del algodón (Gossypium barbadense L).

El yute es una planta rústica, con un cultivo anual que se desarrolla en aproximadamente 120 días (entre abril/ mayo y julio/agosto), florece en zonas de tierras bajas tropicales con una humedad del 60% al 90%, es un cultivo de secano que requiere pocos fertilizantes y plaguicidas, por lo que muchos consideran que su fibra es orgánica (Del Castillo, 1980). La fibra es extraída de la corteza de la planta, es larga, de 2 a 3 metros, suave, flexible y fácil de hilar, sin embargo, es también débil y perecedera, debido a que tiene bajo contenido de celulosa, lo que afecta a su durabilidad. La producción de yute puede variar de los 900 a los 1.880 kg por hectárea (FAO, 2022). El rendimiento en selva, en distanciamientos de siembra de 25 x 25 o 30 x 30, puede llegar hasta los 2.500 kg de fibra por hectárea, dependiendo mucho del manejo que se le dé al cultivo (Medina, 1959).

Es una fibra que se emplea en diversas aplicaciones textiles, tales como la confección de arpilleras, especialmente en bolsas, esteras, sogas de varias clases, telas y sacos, apreciados por ser livianos y resistentes. Teniendo en cuenta el crecimiento de los mercados ecológicos y el boom de los productos naturales, es posible que las fibras naturales vuelvan a sustituir a las contaminantes y poco eficientes fibras artificiales.

Inicialmente, el yute era utilizado de manera casi exclusiva en la industria textil, hoy en día sus aplicaciones alcanzan a la industria automovilística (fundas de asientos), la industria del papel, productos de celuloide (películas), fibra de madera y geotextiles. El geotextil utiliza fibras naturales de yute porque son ecológicas, se usan para el manto anti erosión del suelo, para la protección de las semillas y muchos otros usos agrícolas y de jardinería. Los geotextiles del yute son biodegradables, se pudren en el suelo, haciéndolo mucho más fértil.

La fibra de yute es 100% biodegradable y, por consiguiente, amigable con el medio ambiente. Una hectárea de plantas de yute secuestra cerca de 15 toneladas de dióxido de carbono y libera 11 toneladas de oxígeno (Flores, 2015).

Historia del yute.

Inicialmente, solo se llamaba yute a la especie Corchorus capilaris, pero en el Congo belga se empezó a llamar también yute a Urena lobata. Desde entonces el nombre fue adoptado en todo el mundo y, debido a su rusticidad, desplazó completamente a C. capilaris.

En el Perú, el yute alcanzó su máximo apogeo en las décadas de los 80 y 90, cultivándose a gran escala en los departamentos de Loreto y Ucayali”.

En el Perú el yute alcanzó su máximo apogeo en las décadas de los 80 y 90, llegándose a cultivar a gran escala en los departamentos de Loreto y Ucayali. En la selva peruana, en la década del 80, se producían aproximadamente 8.500 tm/ año de fibra de yute, y en la década del 90 se llegaron a producir hasta 18.000 tm/ año. El precio de la fibra de yute dependía de su calidad; la fibra de primera calidad costaba S/1,2 el kilogramo, la de segunda calidad S/1,0 y la de peor calidad S/0,80 (Villegas, 2001).

La flor del yute. Urena Lobata es una planta con un gran potencial es los actuales mercados internacionales.

Fue a mediados de la década del 90 cuando empezó a decrecer considerablemente el comercio internacional de la fibra de yute, debido sobre todo a la aparición de las fibras sintéticas (polipropileno). Finalmente la fibra sintética acaparó todos los mercados, haciendo desaparecer a las empresas acopiadoras de yute y dejando a la “fibra de oro” casi en el olvido.

Renaciendo de sus cenizas.

El 19 de julio del 2022, el Congreso de la República aprobó la Ley N° 31517, Ley que declara de interés nacional y necesidad pública el cultivo del yute (Urena lobata) para la siembra, aprovechamiento sostenible, comercialización y su industrialización, a fin de impulsar la economía local, regional y nacional. Asimismo, dispuso que el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, en coordinación con los gobiernos regionales y locales, tome todas las acciones necesarias de acuerdo con sus competencias para impulsar la siembra, aprovechamiento sostenible, comercialización e industrialización del cultivo del yute (Urena lobata). Principalmente para impulsar la economía de las poblaciones rurales en las regiones amazónicas.

La fibra del yute es sumamente versatil y puede ser utilizada en un sinnúmero de aplicaciones, desde la industria textil a la automovilística.

“Lo que queremos es mejorar la economía de productores agrarios de regiones amazónicas al producir yute, además contribuir en una economía circular sostenible al disminuir el uso del plástico para empaque de productos y otros. Con ello, también cumpliremos el compromiso del Perú de fortalecer sus políticas de adaptación a los impactos del cambio climático asumido por el Perú en la COP de París en el 2015. Recordemos que una hectárea de cultivo de yute puede absorber hasta 15 toneladas de dióxido de carbono y emitir 11 toneladas de oxígeno”, manifestó la Congresista Lucinda Vásquez, quien presentó el Proyecto de Ley que declara de interés nacional el cultivo del yute.

El IIAP se une a esta iniciativa para brindar la asistencia técnica especializada y trabajar para recuperar las antiguas plantaciones de yute en la Amazonía”.

Es en este sentido que el IIAP, siguiendo su rol promotor de la investigación y el manejo sostenible de la diversidad biológica amazónica, se une a esta iniciativa para brindar la asistencia técnica especializada y trabajar para recuperar las antiguas plantaciones de yute en la Amazonía. Pero consideramos que la promoción de una planta tan versátil e importante no solo debe enfocarse en su propagación y cultivo, es necesario también conocer las poblaciones silvestres existentes actualmente, así como trabajar en la instalación de semilleros, mejorar su propagación y crecimiento, desarrollar una red interconectada de plantas de acopio y transformación de la fibra, promover el crédito a los productores, dar incentivos fiscales a las empresas que opten por los productos elaborados con la fibra del yute, promocionar estos productos en los mercados ecológicos, nacionales e internacionales e investigar nuevas aplicaciones de la fibra, entre otras.

Estamos seguros que la fibra del yute regresó para quedarse. Con el trabajo conjunto de instituciones públicas y privadas y el compromiso de los productores rurales, la fibra de oro volverá nuevamente a ser cotidiana en nuestras vidas.

© Rosario del Águila Chávez / Ander Dávila Díaz / Dennis del Castillo Torres ­ Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

1­.- Del Castillo, D. (1980). Efecto de tratamientos pre­-germinativos en Semilla de Urena (Urena lobata L.). (Tesis de grado). Universidad Nacional de la Amazonía Peruana.

2.- Flores, D. (2015). Dinámica de sistemas aplicada a un análisis de ciclo de vida de tres tipos de bolsas (Tesis de grado). Universidad Nacional Autónoma de México.

3.- ­Medina, J.C. (1959). Plantas fibrosas de la flora mundial. Seção de Plantas Fibrosas, Instituto Agronômico. 913 p.

4.- Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura. (2022). Fibras del futuro: yute. https://www.fao.org/economic/ futurefibres/fibres/jute/es/.

5.- Villegas, C. R. (2001). Comparativo de densidad de Siembra del Cultivo de Yute (Urena lobata) en la zona del Alto Mayo­-Región de San Martín. (Tesis de grado). Universidad Nacional de San Martín.

Giovanni Pinedo Tejada

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