La minería ilegal: curando las venas abiertas de la reserva nacional Tambopata

Este año se cumplen cincuenta años de la publicación del libro Las venas abiertas de América Latina, magnífica obra del escritor uruguayo Eduardo Galeano que se convirtió en un manual de culto para la generación del 70`, pero también, y sobre todo, en un llamado de atención a las nuevas generaciones sobre lo poco racional e insensible que puede llegar a ser la especie humana cuando explota la riqueza que esconden los bosques y los suelos.

El libro de Galeano hubiera sido mucho más dramático si hubiera sido escrito hace tan solo dos décadas, periodo en el que la minería ilegal empezó a regarse por toda América Latina. El daño que la minería ilegal ha causado en los bosques tropicales de Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia, Venezuela y Colombia es devastador. En nuestro país, solo en la región de Madre de Dios, ha sido causante de la deforestación de más de 90.000 hectáreas de bosques, unas 6.000 hectáreas anuales desde el año 2006. Las venas de la región de Madre de Dios han sido abiertas y sus suelos dejados en carne viva a causa de la minería ilegal. 

“Algunos de los bosques devastados por la minería ilegal en esta región del Perú se encuentran en espacios naturales de gran importancia ecológica y cultural”.

Algunos de los bosques devastados por la minería ilegal en esta región del Perú se encuentran en espacios naturales de gran importancia ecológica y cultural. La Reserva Nacional Tambopata (RNT), uno de los parajes naturales más importantes del Perú, ha sido afectada por la minería ilegal en más de 600 hectáreas y, si bien, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas, en articulación con la Fiscalía Ambiental, la Marina de Guerra y la Policía Nacional, han conseguido extirparla por completo, los daños ocasionados han sido muy graves, dejando suelos expuestos por la pérdida de cobertura boscosa y zonas contaminadas con mercurio.

Es por este motivo que en febrero del año 2020, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas y el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, decidieron unir esfuerzos con el objetivo de recuperar las áreas degradadas por la minería ilegal en la Reserva Nacional Tambopata y realizar el monitoreo y evaluación de las áreas que serían progresivamente recuperadas. De esta forma,  investigadores y técnicos del IIAP Madre de Dios asumimos un reto sin precedentes: devolver a la vida uno de los paisajes más biodiversos del planeta. Para ello tuvimos que poner en práctica tanto los conocimientos adquiridos durante años sobre las áreas degradadas, como la gran experiencia en producción de plantas nativas a gran escala realizada en los centros experimentales del IIAP.

El plan de producción de 741,728 plantas forestales y las estrategias para la recuperación de 641 hectáreas degradadas, se iniciaron el mes de  marzo del año 2020, coincidiendo casi con el inicio de la pandemia del COVID-19, la declaración del estado de emergencia nacional y la cuarentena social obligatoria. A pesar de la época oscura que se avecinaba, decidimos continuar con el desafío, estableciendo protocolos de trabajo claros para que el personal implicado en el proyecto, más de 65 personas, pudiera realizar su trabajo de manera segura y eficiente.

Las tareas se iniciaron con la preparación mecanizada de 2.5 hectáreas de terreno, el transporte y acondicionamiento de materiales de construcción para los viveros, la preparación de camas de germinación de semillas, la construcción de los almacenes, la instalación de los sistemas de riego mecanizado y el acopio de materiales para la preparación del sustrato (tierra negra).

La construcción del vivero tecnificado permitió acelerar el proceso de producción de plantones

En dos meses se concluyó con la construcción del vivero tecnificado más grande de la región, con capacidad de producción de un millón de plantas en un área efectiva de dos hectáreas.

La modalidad de trabajo establecida tuvo que ajustarse a la época de pandemia y emergencia sanitaria, a través de la cuarentena estricta de trabajo, es decir, todos los trabajadores permanecieron en el campus de investigación del IIAP, usando la infraestructura de alojamiento, servicios de comedor y el auditorio para las capacitaciones continuas.

Se implementó una posta médica a cargo de una licenciada en enfermería que estableció y supervisó de manera permanente las medidas sanitarias establecidas durante el periodo de trabajo.

Concluida la construcción de la infraestructura del vivero, se procedió a la adquisición directa de semillas de las especies nativas características de la zona, seleccionadas en base a las evidencias científicas generadas en proyectos previos de investigación.

Las especies reforestadas fueron clasificadas en dos grupos: a) especies de cobertura y b) especies de diversidad. De manera progresiva se fueron almacigando las semillas, teniendo en cuenta que cada especie posee diferentes características fisiológicas para su germinación y desarrollo. Del primer grupo de especies se trabajó con bobinsana Calliandra angustifolia, guaba Inga sp., bolaina blanca Guazuma crinita, achiote Bixa orellana, pashaco blanco Schizolobium sp., peine de mono Apeiba tibourbou, amacisa Erytrina fusca y huamanzamana Jacaranda copaia. Del segundo grupo de especies se trabajó con copaiba Copaifera sp.,             tahuarí Tabebuia serratifolia, Huito Genipa americana, lupuna Ceiba pentandra, Shihuahuaco Dipterix micranta, Oje Ficus sp. y estoraque Myroxylom balsamun.

A los siete meses de iniciadas las operaciones (octubre), coincidiendo con el inicio de la temporada de lluvias en la región, se contaba ya con un primer lote del 35% (259,440) del total de plantas que debían ser instaladas en el campo definitivo, con una pauta de calidad comprobada y la rusticidad necesaria para soportar el transporte hasta su ubicación final y su instalación. Los avances se lograron de acuerdo a la programación  inicial hasta alcanzar el 100% de la instalación de las plantas.

“…un equipo de especialistas desarrolló un levantamiento de suelo a nivel detallado, considerando el bosque no impactado y las áreas impactadas por la minería aurífera aluvial”.

Uno de los retos asumidos al iniciar los trabajos fue la determinación de aquellas zonas de la reserva que fueron afectadas por la contaminación de mercurio. Es por este motivo que durante el establecimiento del vivero forestal, un equipo de especialistas desarrolló un levantamiento de suelo a nivel detallado, considerando el bosque no impactado y las áreas impactadas por la minería aurífera aluvial en la Reserva Nacional Tambopata. De esta forma se determinó el grado de degradación física, química y biológica del suelo a nivel superficial y vertical en las áreas impactadas por la actividad ilegal, se elaboraron mapas del nivel de fertilidad de los suelos y se determinó la calidad del suelo y de los sedimentos, de acuerdo a los estándares de calidad del suelo que determinan cuales son los niveles de concentración de metales pesados permitidos.

Presidente Francisco Sagasti sembrando simbólicamente un árbol como cierre exitoso del proyecto de reforestación

El 15 de junio del 2021 se culminó con éxito la instalación total de las más de 741,000 plantas forestales para la recuperación de 641 hectáreas impactadas por la minería ilegal en la Reserva Nacional Tambopata, un trabajo complejo que fue concluido gracias al trabajo conjunto de varias  instituciones, a los conocimientos científicos sobre el suelo y las especies forestales amazónicas y al compromiso del estado peruano que actuó de manera decidida para cortar la hemorragia provocada por la minería aurífera ilegal en una de las reservas naturales más emblemáticas del Perú.

© Ronald Corvera Gomringer / Edgar Cusi Auca / Edgar Bolivar Gil / Manuel G. Velásquez Ramírez / Edwin Becerra Lira / Dennis del Castillo Torres.

Attalea Administrador

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