Los bosquesinos y la pesca

Los pobladores bosquesinos satisfacen sus necesidades con los recursos del bosque y de sus aguas. Para ello, realizan diversas actividades que les permiten beneficiarse de la flora y de la fauna, pero también de los recursos existentes en ríos, cochas, quebradas y “tahuampas”. Un desempeño tan eficiente requiere de un profundo conocimiento, no solo del bosque y de sus aguas, sino también de los ritmos biológicos y de las manifestaciones naturales que se repiten cíclicamente. En las líneas que siguen describiré la actividad de la pesca durante las dos épocas en las que se divide el calendario bosquesino: el verano, caracterizado por el bajo nivel de las aguas y el invierno, época del año caracterizada por el aumento del nivel de las aguas y las inundaciones.

VERANO (mayo-octubre)

Durante los meses de mayo y junio, periodo conocido también como verano chico, una de las formas más frecuentes de realizar la pesca, es a través de la tarrafa (atarraya). Es en esta época cuando acontecen los “mijanos” (migración de cardúmenes de peces) y cuando este arte de pesca se vuelve mucho más eficiente.

Para “tarrafear” desde tierra, es preciso, por un lado, localizar un lugar en el río que no sea torrentoso y en el que no hayan troncos o ramas sumergidas. Tarrafear requiere de una técnica pulida; una persona sin el adiestramiento adecuado no lograría resultados positivos. Para tarrafear en canoa se hace necesaria la cooperación de dos personas, una que maniobra en la parte posterior de la canoa y  otra  que tarrafea en la parte anterior. Tarrafear es una actividad casi exclusiva de los varones adultos o jóvenes.

La pesca con tarrafa en las orillas del río y en los caños proporciona peces “blancos” como el boquichico Prochilodus nigricans, la corvina Plagioscion squamosissimus, el cunchi Auchenipterichthys thoracatus, la lisa Leporinus macrocephalus, la palometa Mylossoma duriventris, la ractacara Psectrogaster amazónica, el yahauarachi Potamorhina altamazonica  y el yaraquí Semaprochilodus laticeps.

Otra forma de pesca durante estos meses es el uso de la red trampa, un arte de pesca que también es idóneo para capturar los peces cuando sobreviene el “mijano”.

“Pescar con flecha requiere de una profunda destreza en el manejo de la herramienta, pero además demanda un amplio conocimiento del comportamiento de los peces…”

La pesca con flecha es otra actividad muy frecuente durante el verano chico; pescar con flecha o “picar peje”, requiere de una profunda destreza en el manejo de la herramienta, pero, además, demanda un amplio conocimiento del comportamiento de los peces. Este conocimiento permite al pescador identificar el tipo de pez y, en función de ello, adecuar el tipo de flecha y la técnica que utilizará para lanzarla. Conocer los lugares y horarios de descanso de los peces garantiza una pesca eficaz.

Se pesca con flecha en las cochas “limpias” (libres de vegetación acuática) o en los amasizales de las cochas (áreas de tierra que se encuentran en las partes bajas de las cochas y que están pobladas, principalmente, por manchales de árboles de amasisa Erythrina glauca, anegadas frecuentemente por la crecida de las cochas). La pesca en las cochas limpias provee, en la mayoría de casos, peces “blancos” como el sábalo cola negra Brycon melanopterus, el boquichico, el yaraquí y la doncella o zúngaro Pseudoplatystoma punctifer; mientras que en los amasisales, se capturan peces “negros” como el fasaco Hoplias malabaricus, el acarahuasú Astronotus ocellatus, la manitoa Brachyplatystoma vaillantii y el tucunaré Cichla ocellaris. La pesca con flecha también es muy usual en la sub estación del verano grande, que sucede durante los meses de julio a octubre.

La flecha es una herramienta de pesca infaltable rurales amazónicos.

Otra modalidad de pesca, aunque menos habitual, es la pesca con flecha o con machete en los caños poco profundos, llevada a cabo principalmente durante el mes de mayo. Para pescar, la persona sale de la canoa a la orilla del caño o quebrada y se desplaza a pie en dirección contraria a la corriente, observando el agua con mucho detenimiento a fin de  ver los peces que se desplazan a favor de la corriente. Cuando la persona localiza un pez, se queda quieto y deja que pase cerca de él para asestar un golpe de flecha o machete. Esta modalidad de pesca es bastante divertida y entretenida y es practicada, sobre todo, por niños y mujeres.

También es muy común la pesca con anzuelos utilizando “barandilla”, pues busca solucionar, como en el caso anterior, la alimentación diaria, siendo realizada también por niños y mujeres en los lugares de pesca cercanos a las comunidades.

“La pesca con anzuelos puede hacerse a cualquier hora del día, sin embargo, requiere de una extremada paciencia y concentración para evitar hacer ruidos y movimientos”

Este tipo de pesca, sin embargo, requiere de mucha paciencia y concentración para evitar hacer ruidos o movimientos. Si bien, se puede realizar a cualquier hora del día, es común en horas de la mañana y de la tarde, cuando aún no calienta el sol o baja la intensidad de la insolación. Se puede “anzuelear” desde una canoa o desde tierra. Pescar desde una canoa implica recorrer las orillas de las cochas, quebradas, caños y ríos; en esta pesca pueden cooperar dos personas (casi siempre son los cónyuges) o puede hacerlo una sola (hombre o mujer). En ambos casos, los lugares remansos, sombríos y donde hay evidencias de alimento en el agua, son los ideales para anzuelear. Si luego de un tiempo, no hay éxito, abandonan el lugar y van a otro sitio, acción que se repite las veces que sean necesarias para conseguir algunos peces.

La pesca con anzuelo es un pasatiempo para muchas niñas y niños en las comunidades amazónicas.

A diferencia de la pesca desde una canoa, pescar desde tierra presenta la limitante de no poder recorrer grandes distancias en busca de lugares potencialmente aptos para anzuelear, pues solo aprovechan la orilla del río donde se asienta la comunidad o las orillas de cochas, caños y quebradas a las que se puede acceder por caminos o trochas.  Cuando en un lugar no hay mucha pesca o es casi nula, los comuneros suelen decir “en ese lugar no jala”.

En la pesca con anzuelo de “barandilla” la carnada estará acorde con el tipo de pez que quieren pescar. Si quieren pescar sardina Triportheus angulatus, palometa, bagres pequeños Auchenipterichthys sp o paña Pygocentrus nattereri  utilizarán lombriz de tierra Lumbricus terrestris; si al contrario, quieren pescar sábalos, gamitana Colossoma macropomum o paco Piaractus brachypomus, la carnada será, preferentemente de semillas de shiringa Hevea brasiliensis, frutos de camu camu Myrciaria dubia o de huiririma Astrocaryum jauari. Si prefieren pescar liza o yaraqui emplearán como carnada la pulpa cocida del pijuayo Bactris gasipaes, o trozos pequeños de plátano maduro Musa paradisiaca. A menudo, los comuneros usan lombriz y pulpa de pijuayo para pescar cualquier tipo de pez.

La pesca con anzuelo tipo espiñel, es otra práctica realizada durante el verano, aunque no es muy frecuente. La ejecutan exclusivamente los varones, pues requiere de mucho esfuerzo físico, ya que la persona en el afán de colocar la mayor cantidad de anzuelos, debe recorrer a remo y en canoa grandes distancias, sea de una cocha, quebrada, caño o “tahuampa”, para que pueda garantizar el éxito de la faena. 

Con espiñel se pescan diferentes tipos de peces grandes, como bagres, tucunares, fasacos y pañas, inclusive lagartos Caiman crocodilus. La carnada que utilizan en el espiñel es mayormente pescado troceado o entero, sin embargo, cuando la intención es capturar lagarto, la carnada es preferentemente pollo muerto en un nivel medio de descomposición.

Durante el verano chico también se recolectan peces como el  shirui Hoplosternum sp y la carachama Pterygoplichthys multiradiatus, así como los caracoles churos Pomacea maculata que se encuentran atrapados en pequeños cuerpos de agua que quedan en las tahuampas luego del estiaje. Para capturar  los peces utilizan cualquier material que tengan a la mano, empujándolos a la orilla de la cochita. La captura del churo se hace directamente con la mano. Durante el verano chico mucha gente invierte parte de su tiempo en la confección de flechas de pulso, de redes y de tarrafas, porque en los meses de mayo y junio se suceden ciertas migraciones de peces por las orillas de los ríos. Asimismo, las aguas de las cochas se aclaran debido a la sedimentación de las partículas en suspensión, situación que favorece la pesca del paiche Arapaima gigas y del zúngaro o la doncella. Entre las flechas que se confeccionan durante estos meses tenemos la  “farpa”, la “bagre chupa” y la “lanza huacha”.

“Durante el verano grande, de julio a octubre, se desarrolla con mucha frecuencia la pesca con flechas tipo farpa”.

Durante el mes de julio las mujeres y niños de las comunidades acostumbran ir a las restingas bajas para pescar peces como el shirui Hoplosternum littorale, la carachama Pseudorinelepis genibarbis, el bujurqui Chaetobranchus flavescens, el shuyo Hoplerythrinus unitaeniatus y el fasaco Hoplias malabaricus, que quedaron atrapados en los pequeños cuerpos de agua.

Para  pescarlos ingresan a las cochitas y remueven el piso hasta conseguir que el agua se enturbie. Los peces no acceden al oxígeno por la turbidez del agua, obligándoles a salir a la superficie, situación que es aprovechada por los pescadores para capturarlos con canastos, bandejas, flechas o tarrafas.  Es una actividad que mayormente la realizan los niños y se enmarca dentro de un ambiente de diversión.

La pesca con red trampa es muy habitual, pudiendo recoger los peces en la mañana, tarde o noche.

Durante el verano grande, de julio a octubre, se desarrolla con mucha frecuencia la pesca con flechas tipo farpa en los “gramalotales” (nombre genérico para diversas especies de los géneros Echinochloa, Hymenachne y Paspalum)  y “putuputales” (nombre genérico para las especies Pistia stratiotes y Eichhornia crassipes) de las cochas y con la red trampa en las quebradas y cochas. En el primer caso, la pesca puede hacerse de dos maneras: la primera, la más común, consiste en introducir al azar la farpa en el “gramalotal” una y otra vez, hasta punzar un pez, esta faena demanda de mucho tiempo, pues es mucha la  distancia que recorren los pescadores, sin embargo, es muy divertida y gratificante,  ya que casi siempre se obtienen  resultados positivos. Los comuneros llaman a esta forma de pescar “yusuquear”, que significa en lengua cocama meter y sacar. La otra, poco común, y aburrida, debido a  la inmovilidad que exige al pescador, pero muy efectiva,  es ubicarse junto a los putuputales y esperar que algún zungaro muestre señales de su presencia para  picarle.

La pesca con red trampa en esta época es casi cotidiana y en horarios variados, así, por ejemplo,  en las mañanas, aprovechando la concurrencia hacia las chacras o al bosque, también en las tardes y por las noches, cuando no lo hicieron en la mañana.

“La pesca con flecha es una actividad placentera, donde casi la mayoría de hombres participan, siendo un espacio para que los más experimentados hagan gala de su destreza”

También se pesca con flecha tipo “bagre chupa” cuando pasa el mijano por las orillas del río o por el puerto de las comunidades. Es una actividad placentera, donde casi la mayoría de hombres, sin distinción de edades, participan. Es, además, un espacio para que los más experimentados hagan gala de su destreza y los jóvenes sean tentados a imitarlos. La habilidad y la experiencia de los pescadores quedan demostradas cuando la pesca es selecta, es decir, de peces grandes y de calidad.

Otra actividad a la que se dedican algunas personas de las comunidades, en esta época, es la pesca del paiche con arpón en las cochas.

Cuando han detectado la presencia del animal, instalan su campamento y desde ahí salen a recorrer la cocha. Pescar paiche no tiene un momento definido, aunque prefieren las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde. Cuando avistan señales de la presencia del paiche, el  pescador se pone de pie sosteniendo con la mano derecha el arpón y con la izquierda una parte de la soga que se encuentra enrollada; entretanto, su acompañante, direcciona y regula la velocidad de la canoa hasta la  distancia suficiente para lanzar el arpón.

Para aquietar al paiche después de que este ha sido picado, aplican  tabaco a la soga del arpón, con esto debilitan al paiche en pocos minutos, situación que aprovechan los pescadores para jalarlo hacia la canoa y asestar con un machete varios cortes en la cabeza. 

Otra forma de pescar paiche es mediante una trampa llamada “pari”, que se construye en caños que conectan con las cochas. Esta trampa se confecciona con palos frescos y consiste en un marco rectangular de más o menos tres metros de alto, en cuyo travesaño se coloca un arpón sostenido por dos gatillos, uno horizontal y otro vertical. En el interior de este marco se confecciona, con dos varillas flexibles, una puerta muy angosta, en la que se suspenden los gatillos. Los espacios que quedan entre las orillas del caño y el marco de la trampa se cierran con cañabrava o con hojas de yarina, quedando como única abertura la puerta de la trampa. El paiche, al pasar por la angosta puerta, hace presión sobre sus marcos y estos ceden hacía los costados, dejando ambos gatillos sin soporte, es entonces cuando el lanzón cae sobre la cabeza del animal.

La red paichetera sustituyó las artes tradicionales de pesca del paiche. Su uso actual está restringido a grupos de manejo autorizados.

La pesca en el mes de octubre es muy dinámica. En ella se aprovechan los últimos mijanos del zúngaro, de la manitoa y del bagre. La gente utiliza diferentes medios para pescar lo más que puedan con el propósito de proveerse de comida para pasar la escasez que trae el invierno. Con ese fin confeccionan trampas tipo tapaje en los caños que desembocan en las cochas; utilizan redes trampa que colocan en las cochas; así como también tarrafa y flechas con las que se pescan en el rio y en las orillas de las playas que empiezan a inundarse.

INVIERNO (noviembre-abril)

Durante el invierno chico, noviembre y diciembre, la pesca con anzuelo tipo espiñel es una de las  actividades más relevantes, debido a la escasez de peces en los ríos y cochas, lo que obliga a la gente a colocar este anzuelo en las cochas. El espiñel no es más que un anzuelo atado a una cuerda de nylon de más o menos 1.5 metros, la que se ata a la rama flexible de una planta que este en el agua, y, en el anzuelo se ensarta un pedazo de carne de pescado. El anzuelo debe quedar a flor de agua. En una jornada colocan muchos anzuelos, separados de 50 metros aproximadamente. El pescador deja a los espiñeles durante muchas horas, antes de volver a estos, para revisar si ha mordido algún pez o la carnada ha sido devorada por otros pequeños peces, como el canero o las mojarras. El espiñel es utilizado para pescar peces de mediano o gran tamaño, como el tucunaré Cichla monoculus.

“Durante el invierno la pesca disminuye mucho. Los peces se refugian en las tahuampas y pungales”

Otro arte usado en la pesca en esta época del año es el versátil anzuelo con barandilla. Las orillas de las cochas o los límites de las tahuampas son los sitios preferidos para pescar con este anzuelo. Se pescan peces como la llambina, ractacara, shuyo y bujurqui, que son abundantes. La pesca con anzuelo en las cochas y tahuampas es una actividad que se realiza en un contexto de paseo y diversión, combinada con la recolección de frutos, como el shimbillo, que en esta época empieza a madurar. Ordinariamente la realiza el matrimonio, inclusive con los hijos.

Durante el invierno grande, de enero a finales de abril, las actividades de pesca disminuyen significativamente. Los peces migran hacia las tahuampas y pungales, inundadas por el agua. Las personas ingresan  en estos medios con muchísima dificultad y, haciendo uso de anzuelos, flechas, o de redes, que colocan en los sitios libres de las tahuampas, procuran alguna pesca sustancial. En estos meses la búsqueda de pesca alcanza a los aguajales, rayabalsales y piripirales y a las quebradas y caños en donde procuran atrapar churos, que en esta temporada son muy abundantes.

La pesca con anzuelo y barandilla la realizan hombres y mujeres en cochas y tahuampas durante el invierno.

El mes de abril es particular, debido a que la crecida del rio se detiene, situación que la gente aprovecha para cerrar las quebradas más angostas, utilizando hojas de irapay o palmiche, pescando con tarrafa o canasto los peces que quedan encerrados.

Vemos entonces como la pesca se convierte en una actividad que adapta sus técnicas y artes a los diferentes ciclos biológicos y  ecológicos de nuestra Amazonía. Es una prueba más del profundo conocimiento y adaptación de las poblaciones amazónicas. Conocimiento que hoy en día está en peligro y que debería ser valorado y transmitido a las nuevas generaciones de jóvenes rurales, pero también a esas generaciones de jóvenes urbanos que viven de espaldas al bosque y su gente.

 © Napoleón Vela Mendoza

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