La importancia de manejo del suelo en la amazonía peruana

El suelo es la capa superficial de la corteza terrestre donde crecen las plantas y los animales, es además el lugar donde el hombre desarrolla sus principales actividades primarias. En el territorio amazónico, podemos encontrar diferentes tipos de suelo y la manera más común de clasificarlos, dependiendo de cómo los ciclos estacionales de creciente y vaciante de las aguas los afecta, es como suelos inundables y suelos no inundables.

En base a esta primera clasificación básica, es posible realizar otras subdivisiones más específicas, de acuerdo a sus características morfométricas (altitud relativa, profundidad efectiva, pendiente, drenaje, etc.), físicas (textura, estructura, consistencia, color etc.) y químicas (pH, CIC, saturación de bases, nutrientes, etc.).

Estas particularidades nos darán las pautas para determinar, de manera mucho más precisa, su función e importancia en los ecosistemas, permitiéndonos elegir la tecnología adecuada para manejarlos y obtener de ellos una rentabilidad basada en la eficiencia y sostenibilidad.

PROBLEMAS PARA MANEJAR LOS SUELOS AMAZÓNICOS

Debido al desconocimiento u omisión de las características específicas más importantes de los suelos, así como a la ausencia de información sobre la distribución exacta de los tipos de suelo y su capacidad de uso mayor, se producen una serie de problemas que limitan su manejo sostenible en la Amazonía peruana. A continuación abordaremos alguno de ellos.

Por lo general, desconocemos los factores potenciales y limitantes de los suelos amazónicos. En la selva alta, los paisajes colinosos y montañosos presentan un clima óptimo y unos suelos con buena fertilidad natural y acidez moderada, con pH superior a 5.0, sin embargo, algunos suelos son superficiales (menos de 50 cm), textura muy gruesa y pendientes empinadas (más del 25%).

Asimismo, grandes extensiones de llanuras no inundables son muy superficiales (menos de 25 cm), estando limitadas por un deficiente drenaje y amplios horizontes cementados. Los paisajes de llanura inundable por el agua de los ríos andinos, poseen relativa fertilidad natural y son ampliamente cultivados, sin embargo, presentan riesgo de inundación fluvial repentina que, por lo general, son impredecibles.

Cultivo de plátano en colina alta con suelos de textura gruesa y gran pendiente.

En la selva baja, los paisajes no inundables, conocidos como terrazas y colinas, poseen suelos con muy baja fertilidad natural, pH menor de 4.5 (extremadamente ácido) y altas concentraciones de aluminio, condiciones que son muy desfavorables para la mayoría de los cultivos comerciales introducidos.

En el gran paisaje aluvial de los ríos de origen andino, los paisajes de terrazas bajas, complejo de orillares y grandes islas, de drenaje bueno a moderado, tienen suelos con fertilidad natural de media a baja y son cultivados temporalmente, debido a la inundación fluvial periódica. Otras zonas de la selva baja presentan un drenaje muy pobre, por lo que se mantienen inundados permanentemente, limitándose al uso forestal y a la protección.

Si bien, estos factores deberían ser ampliamente conocidos, aún hoy en día nos encontramos con iniciativas productivas que los ignoran, provocando no solo el fracaso de la iniciativa, sino también el desánimo y desconfianza de aquellos que, bajo engaños o promesas las implementan.

No podemos afirmar si estas iniciativas han sido promovidas por la ignorancia o por un interés egoísta escondido tras la figura de los poco eficaces créditos o préstamos agropecuarios. Lo que resulta paradójico es comprobar que el conocimiento científico sobre los factores potenciales o limitantes de los suelos está presente de manera clara en las prácticas y saberes ancestrales de los pueblos amazónicos, lo que denota, teniendo en cuenta el número importante de iniciativas que concluyeron en fracaso, una marginación y subvaloración de estos saberes por parte de promotores, políticos, funcionarios y entidades de cooperación.

Las prácticas y saberes ancestrales vinculados al manejo de los suelos amazónicos ha permitido al poblador rural adaptarse a su entorno, aprovechando este recurso de manera adecuada en equilibrio con el mantenimiento de los ecosistemas. Estos conocimientos, incluidos los valores de arraigo y pertenencia a un territorio, se están perdiendo de manera preocupante debido a la escasez de políticas de protección, adopción de tecnologías no tradicionales, ejecución de actividades lícitas inadecuadas y crecimiento de los cultivos ilícitos.

Por lo general, las actividades y proyectos ejecutados en la Amazonía peruana, están sustentados en experiencias de otras realidades con medio a alto nivel tecnológico de manejo, teniendo como consecuencias la baja adopción de la tecnología, la pérdida de la inversión y los impactos ambientales negativos. En este sentido, las prácticas tradicionales de manejo y conservación del suelo, son una base referencial para la validación científica de tecnologías adecuadas para la realidad amazónica. Es tarea de las instituciones competentes generar y promover tecnologías adecuadas, que beneficien efectivamente al poblador amazónico, buscando siempre el equilibrio con su entorno.

Monocultivo de palma aceitera con uso de agroquímicos cerca de piscigranja.

Y es que, por lo general, se aplican tecnologías de manejo no adecua-das a la realidad amazónica. En la selva alta, las condiciones de altitud y temperatura son óptimas para la mayoría de cultivos agroindustriales, sin embargo, las tecnologías de manejo del suelo obvian otros factores edafoclimáticos (altas precipitaciones, vientos fuertes, suelo muy superficial, pedregosidad y fuertes pendientes) que podrían limitar el uso potencial y conducir a una progresiva degradación de los suelos. Otra tecnología utilizada es el drenaje de extensas áreas de “aguajales”, “varíllales” y “pantanos” de altura, ocasionando un gran impacto negativo en estos ecosistemas.

En la selva baja, extensas áreas de monocultivos se están instalando a gran escala, con una tecnología de manejo basada en la utilización de grandes cantidades de insumos para corregir el pH y la deficiencia de nutrientes. Asimismo, existen extensas áreas colinosas deforestadas y degradas por la ganadería extensiva con un nivel tecnológico muy bajo.

¿CÓMO MANEJAMOS LOS SUELOS EN LA AMAZONÍA?

Antes de realizar cualquier actividad relacionada al uso del recurso suelo, se debe realizar la evaluación agrológica (D.S. N°013-2010-AG) para luego determinar la capacidad de uso (D.S. N°017-2009-AG) del espacio a intervenir, ambas normativas legales de cumplimiento obligatorio a nivel nacional. Se deben identificar participativamente las prácticas tradicionales sostenibles e incentivar a los especialistas loca-les, con el objetivo de obtener tecnologías de manejo del suelo compatibles con los ecosistemas, en beneficio efectivo del poblador amazónico.

Conociendo las características que diferencian a los paisajes y a sus suelos (relación del suelo con la vegetación), podremos definir aquellos factores favorables y las limitantes de uso; luego según los requerimientos del clima y de los suelos, sabremos definir el tipo de cultivo y la tecnología de manejo y conservación adecuada para esos tipos de suelo. Insistimos, para finalizar, que es importante considerar otros factores intrínsecos a las prácticas ancestrales en cada territorio que se intervenga.

© Guiuseppe Torres – Dirección de Investigación en Sociedades Amazónicas- SOCIODIVERSIDAD

Attalea Administrador

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